Hola amigos, mi nombre es Cristóbal Colón y os escribo esta carta porque quiero ser vuestro amigo, ¡Soy famoso!, ¿Sabeís porqué?, descubrí América y quiero que conozcáis mi historia.
Soy muy olvidadizo y no recuerdo bien el sitio en dónde nací, aunque casi seguro que fue en Génova, ¿sabéis donde está?, esta en Italia, creo que soy italiano, de donde las pizzas. ¿Qué ricas verdad?.
Mis papas se llamaban Diego y Susana, desde muy chico me gustaba mucho el mar, y trabaje desde muy joven ayudando a los marineros, era muy divertido.
Cuando fui mayor conocí a Felipa que fue mi mujer y con ella tuve a mi hijito Diego.
Siempre me gustó mucho los mapas y saber donde estaban todos los sitios, así nunca me perdía, porque sabéis que soy muy olvidadizo.
Mirando los mapas, quise ir a la India, a conocer amigos de allí, quería conocer a amigos nuevos, pero lo quería hacer de un modo diferente a los demás. Todo el mundo me decía que fuera por el Este, viajando por donde sale el Sol, pero yo quería ir por Oeste. ¿Sabéis que en esa dirección se acuesta el sol?.
En 1484 vine solo con mi hijo a Huelva, quería ver este bonito lugar, y me gusto tanto que estuve viviendo aquí durante algún tiempo en el convento de La Rábida, a los monjes que vivían allí le conté todas mis ideas y les parecieron buenas.
Me dijeron que les contará mis ideas a los Reyes Católicos, pero no me quisieron ayudar, tuve que seguir pensando en otro modo de llevar a cabo mis ideas.
Mientras que pensaba en como hacerlo, conocí a otra mujer, ella era Beatriz y tuve otro hijo que se llamaba Fernando.
Uno de los monjes del convento, era muy simpático, se hizo amigo mio y me quiso ayudar, mi amigo se llamaba Fray Juan Pérez, ¡que bien él hizo que los Reyes me ayudarán!.
Mi viaje comienza en Palos, el 3 de agosto de 1492 y llevo tres barquitos, que se llamaban La Pinta, La niña y Santa María, conmigo fueron 120 hombres.
Tras navegar muchos muchos días, pasando por tormentas, lluvias y también mucha calor, por fin pude oír la voz de uno de mis compañeros gritando: ¡Tierra, tierra a la vista!. Esto pasó el día 12 de octubre de 1492.
Nos bajamos del barco y vimos una tierra muy distinta a la nuestra, había palmeras, pájaros de muchos colores, personas de otro color que iban desnudas, patatas, chocolate, tomate y muchas cosas más, que eran nuevas para mí, Pero también me di cuenta de que mis nuevos amigos no conocían el aceite de oliva, el trigo, el café, ni animales como: el cerdo, el caballo, la vaca o el burro... Y nos intercambiamos cosas para llevarlas a nuestro país.
Cuando volví a España los Reyes me recibieron muy contentos.
Bueno amigos pues esta es mi historia, espero que os halla resultado interesante.
Un gran abrazo de vuestro amigo.
Cristóbal Colón.
¡Ay se me olvidaba!, ¿no habéis oído mi historia del huevo?. Es una historia mágica y algo sorprendente, que algunos podéis creeros y otros no, yo tampoco se si es verdad, pero dicen que lo hice, voy a contárosla y a ver que pensáis vosotros.
Se dice que cuando regrese a España, después de descubrir América, estando comiendo con varias personas, algunas dijeron que solo descubrí América porque navegue hacía el Oeste más días que nadie. Entonces, yo enfadado, pedí que me trajeran un huevo y les propuse a los que comían conmigo que intentarán ponerlo de pie en la mesa, muchos lo intentaron y no fueron capaces, entonces cogí el huevo y de un pequeño golpe aplasté uno de sus extremos y lo deje de pie.
¡Qué listo soy, jeje!
Ahora sí chicos, me despido de vosotros.
Voy a contarle mi historia a otros niños.
Un beso de vuestro amigo.
Cristóbal Colón